Uno de los quebraderos de cabeza más importantes de los padres es que le salga un hijo mal comedor. Efectivamente, tener que pelearse con los pequeños de la casa para que coman lo que consideramos adecuado no es plato de buen gusto, nunca mejor dicho. Según las estadísticas, al 45% de los niños en edad escolar les va eso de malcomer. ¿Pero qué podemos hacer? Vaya por anticipado que estos consejos no son más que recursos de los que podemos tirar para tratar de llevar el trance lo mejor posible. Sin embargo, si nuestros hijos no comen ni por esas, conviene siempre consultar con el pediatra, al menos para asegurar que realizan la ingesta adecuada para su correcto desarrollo físico.
Lo primero que hay que señalar es que los niños son seres de costumbres, mucho más que los adultos. Cambiar horarios no es lo más adecuado si se quiere que su alimentación sea la adecuada. Es importante no alterar en exceso su ritmo biológico y también no darles comida entre horas, para que tengan apetito en cada ingesta. Ellos agradecen comer con nosotros, así que siempre que sea posible, la comida debe ser en familia. Debemos evitar distracciones, especialmente la televisión o juegos que puedan estar a su alcance mientras comen.
Centrar su atención en lo que toca es fundamental, así que antes de sentarse hay que recalcar tres normas básicas: se debe comer sentado, hay un tiempo fijado para la comida y no se debe jugar con los alimentos. Si el niño cumple con estos preceptos, debemos reforzarle positivamente. Esto no quiere decir que le compremos nada, simplemente basta premiarle con palabras de ánimo o darle un postre que le guste.
En muchas ocasiones los niños no son malos comedores en sí, pero su carácter nervioso puede hacer que la comida sea un suplicio. Por eso es bueno que el niño se concentre, para lo que debemos convertir este momento del día en un pequeño ritual que los pequeños repitan continuamente: ayudar a poner la mesa, lavarse las manos o hacer sus necesidades antes de empezar son aspectos necesarios, pero que debemos protocolizar para conseguir centrar la atención de los niños.
Es duro enfrentarse cada día con actitudes negativas ante la comida, pero si queremos que nuestros hijos tengan una dieta equilibrada y de calidad, debemos tratar de que coman de todo, evitando que los niños rechacen nuevos alimentos sin probarlos , introduciendo verduras y pescado, compaginando su dieta con la que reciben en el colegio.
Esperamos que estos pequeños consejos, que parten en su mayoría del sentido común, os ayuden a hacer más feliz el momento de la comida.